El Bordado Relaja

lunes, 25 de mayo de 2009 en 11:12



Le iba a decir vine, pero tengo serios problemas con mi yo Nº 1, me trata de convencer que eres un extraño, un zopenco qué es un zopenco, que me meterá en líos, etc. El yo Nº 2 me dice anda, si él te gusta y toca la coincidencia que se da muy pocas veces, tú también le gustas y queda tan poco tiempo para la extinción. Todas las enfermedades avanzan, el ánimo se termina y pronto no harás más que taparte con las sábanas y dirás adiós a todo. Y ahora que hay algo que te impide sucumbir invitándote a vivir, dices no. A quien le harás caso, al yo Nº 1 o al 2, en ese momento interviene el yo Nº 3 y relajadamente manifiesta que es una ocasión para hacer intercambios de nuevos fluidos, vibraciones foráneas. Todavía no puede convencerse que haya tanto magnetismo, más que un sentimiento se ha producido una fuerza como de imán hacia el acero. Nadie te va a tratar como tu primer amante, el te da amor, un amor seguro, ternura auténtica y éste quién es realmente, no te ama, tengo por seguro, le interesa tu persona, te desea, no cabe duda pero nada más. Podría enamorarse, y aunque hiciste todo lo posible por olvidarlo, rezaste, lloraste, te prohibiste pensarlo, dejaste, cambiaste, pero tú la débil, débil a su solicitud, su deseo fue como una orden que no podías eludir. Oliverio Girondo escribió que cuando se tiene un cóctel de personalidades es difícil actuar. Ahí, es que no tienes valores ni principios, pero si los tengo, lo que no tengo es principio ni fin. Hay una infinitud dentro de mí que me obliga a experimentar. Eso sí soy consecuente, si él no me agradara, ninguna posibilidad tendría. Si no tuviera la sensibilidad que tiene, la voz, los ojos, la estatura, este intenso deseo de verlo no existiría, no estaría sujeta a ningún mandato suyo aunque se tratara de un príncipe heredero. El es un árbol, yo una flor pequeñita que se deja envolver por su gran sombra. Sin embargo, la flor pequeñita es consultada a veces por el gran árbol, -me siento nervioso flor, se acerca una gran tempestad, qué hago? -la flor contesta –manténte firme, tal como eres, demuestra tu seguridad y no habrá viento que te derribe. Otras veces, es la flor que pregunta –¿me hallas fea? Hoy amanecí decaída y fea, el árbol contesta –no, no lo eres, ignora las enfermedades, como lo hago yo, no me preocupo quien roe mi tronco, quien abusa de mí, hasta el día que caeré destrozado y eso es todo. No sufras antes flor.

El es también mi padre, mi padre era culto y distinguido, alto, resuelto, inteligente y amante de la belleza femenina, así eres tú, el inevitable complejo de Electra persiste en mí, no me abandonará hasta el día de mi muerte. Y a quién ves tú en mí –no lo sé, contesta. Intuyo que tu relación con el ser femenino no es fácil. Algo te pasó, algo negativo, no las comprendes, te gusta agredirlas verbalmente, tratarlas brutalmente, como un ser prehistórico, hay un ser yo diría prehistórico en el fondo de tus ojos. Que rara mezcla. Qué extraño ser tengo muerto a mi lado. No tenías por qué saber que mi frágil apariencia, de flor, escondía más odio del que tú mismo podías tener. Siempre ando preparada. Me gusta bordar pañuelos, como mis condescendientes antepasadas, siempre cargo un par de tijeras, esos ojos prehistóricos tan hermosos, que también encontraba hermosos esa mujer que tironeabas del cabello y la arrastrabas hasta que te cansabas. Disculpa, te dejo, por ahora prefiero seguir bordando, a mi yo número 4 le gusta hacerlo, relaja.

Tarde Domingo del 13 de junio 2004, terminado el 2005.

Estudio de Fotografías

en 11:04



First photo

Excharro mexicano, luce el bigote de Jorge Negrete, el que volvía locas a las mujeres de esa época, digamos 1950?. Procedente de Tehualtepec, sin embargo es oriundo de Chichicastenango. Ha sufrido tendencias a innovar las rancheras poniendo música y letras de boleros, a tal punto que fue exonerado del club musical del distrito.
Actualmente, se dedica a caserías detectivescas en provincias del interior de Tenochtitlán, con uno u otro acierto, no muy bien pagado. Ha logrado desbaratar algunos asaltos usando para estos efectos una simple pistola de agua, que como es de fierro aparenta ser auténtica y de grueso calibre.

Prefiere la compañía de mujeres altas con el pelo color ceniza y de ojos azul intenso. Sufre el complejo del indígena enamorado de la bella princesa que vino del norte.

Le agrada comer tacos con ají y pollo deshuesado y martini seco. Para divertirse usa chaquetas vaqueras y se sube a un jeep rojo enchulado con una escopeta de caza se interna en las cumbres donde habitaban los ancestrales náhualth.


Second photo.

Es un gángster internacional, que ha dejado muy bien puesto el nombre de los ladrones chilenos, es decir los ha reivindicado gracias a su aguda inteligencia y nobleza, sus victimas son finamente tratadas y deja huellas difíciles de olvidar. Se ha desenvuelto en el mar mediterráneo, digamos trasatlánticos y buques de lujo, nótese sus víctimas siempre son millonarios. También, ha desarrollado sus operaciones gansteriles en las costas itálicas y galas, en las primeras su punto de mira lo pone en la mafia, la que no le perdona el exabrupto, por lo que es sumamente buscado tanto por la policía como por la vendetta siciliana. Este hombre es muerto, sin embargo suele disfrazarse tan astutamente que es muy difícil su captura, es capaz de cambiar la voz y achicarse de estatura y hasta cambiar el adn si se requiere, porque está coludido con una científica sueca que le allana estos caminos. Como ha vivido en Suecia, para poder practicar el free love con cuanta rubia se cruzara en su camino, intentó tratarla como a las mujeres que conoció originalmente en su lejano Chile, y es aquí donde las suecas le han dado un feroz golpe de pies en la parte trasera, porque ellas no transan su independencia y no son sirvientas de nadie, menos de gente menos inteligente que ellas. Ojo, por muy enamoradas que estén. En realidad, este tipo de mujeres están en la etapa de la revancha y se entusiasman con los varones solamente por un ratico.
Desilusionado de este panorama, regresó a Latinoamérica en búsqueda de suecas latinas y sin dejar de poner los ojos en fáciles botines para seguir su vida de placer y lujo, pero un amigo lo traicionó y le hurtó la camisa roja, que tantas conquistas y asaltos había presenciado, lo que hizo disminuir su fuerte halo vital. En la actualidad, es dueño de un resort en las costas panameñas y decidió quedarse con una morena estilo pascuense que en realidad llegó de Polinesia, muy similar a las que ha visto en cuadros de Gauguin, finalmente se ha establecido y tuvo dos cachorritos, dos morenos preciosos que juegan todo el día en la playa de arenas rosáceas de Panamá, mientras ellos beben agua de coco y miel de palma para conservar la juventud.







Three Photo:

Es primo de González, el de los exPrisioneros. Le gustan los boleros folklóricos y lo invitan a cuanto mate criollo realice la cuarta edad en le Puerto, donde no se ve jamás un curadito.

Le gusta comer sopaipillas con pebre y carne mechada al jugo con papitas doradas con orégano.

Lo latea todo lo que tenga que ver con dinero, porque él ya aseguró su parte económica con un seguro de vida y una herencia que le dejó un amor que tuvo.

Según su biógrafos siempre le preocupó el futuro de la humanidad y no es verdad que andaba en pos de cualquier falda que veía moverse, solamente lo hacía por conservar la especie, que es un tema que realmente lo ha mantenido en vilo durante toda su vida.

En sus años dorados, tenía planificado visitar los clubes de ancianos sólo para que las mujeres se despabilaran del sueño irremediable en que estaban entrando y empezaba a absorberlas sin remedio. Así lo hizo, ingresa a estos clubes y ellas piensan que es un príncipe magro, esbelto, tostado y liso, contundente en todos los ámbitos para llevarlas a lugares jocosos, agradablemente musicales y llenos de poder, abstrayéndolas inmediatamente de la acentuada rutina en que están por quedar inmersas como pantano de arenas movedizas.
Cree tan fehacientemente en sus aptitudes que no sólo lo ha publicado sino que ofrece sus servicios para mujeres solas. El gran drama de su vida es que nunca se enamoró y cuando lo hizo fue un amor prohibido y cuando ya había jubilado su potente vitalidad.

EL Sombrero de Copa

en 10:52


En un día muy frío del año 2000, entró al restaurant aromático a café de grano, un hombre de mediana edad, de patillas demodé, vestido con un abrigo azul oscuro largo y moderno, tras él pisándole los talones, difuminado, una especie de mellizo, exactamente idéntico en el aspecto con la única diferencia que llevaba embutido en la cabeza un sombrero de copa.

La mujer que le esperaba, lucía una boina beige, un abrigo blanco de corte actual, fumaba con fruición mientras colgaba de cada anillo de humo algún pensamiento obsesivo, tras ella, como un ángel de la guarda, un éter de similar figura y fisonomía, pero con un traje del siglo pasado, con velo, organzas y terciopelos, le acompañaba.

El invierno solitario en su tristeza y sin homólogo, acechaba la ciudad. Los dos personajes (o los cuatro personajes) tiritaron de frío, pero sonrieron llenos de gozo al verse. Un sentimiento profundo que les estrujaba el organismo que aún vivía, se instalaba entre ellos al contemplarse. Algo divino encontraba ella, una cierta magia hallaba él y se dejaban envolver en esa estela eufórica en que se comienza a pensar que tienen más tiempo, un tiempo fuera de lo cronológico, una clara sensación de conocerse con anterioridad que sin embargo, costaba establecer claramente. Esta idea que con frecuencia rondaba en sus mentes, les roía como un gusanillo inofensivo que les inquietaba porque ponía en juego la lógica y armaba grandes dudas sobre la realidad palpable. Esta sutil e intangible sospecha les hacía vivir con mayor goce cada encuentro, pero también les retorcía el cerebro y se agotaban tratando de recordar algo, algo que no podían recordar. De nuevo juntos, como monos porfiados.

Una vez que se han marchado del lugar, la mesera se acerca a recoger la propina y se encuentra con una moneda desconocida, grande con incrustaciones de oro en que brilla el perfil de una reina...del siglo XIX, qué raro, para que dejarían esta moneda de anticuario, de falsa propina, protestó la muchacha.

en 10:02


CERCANOS LIMITES

Dio clara muestra que mi cuerpo le había subyugado de algún modo misterioso o quizás esto mismo le ocurría repentina y repetidamente para escapar a lo mecánico de sus acciones como un mero vicio o huida de la realidad poco estimulante. Sus ojos insistían más de lo conveniente a los buenos modales, considerando lo que se demora un humano en entregar un pasaje de jetmóvil a otro humano.


Atendió a los otros paseantes estelares sin dejar de mirar solapadamente por una esquina de su ojo, moviendo la boca sin consecuencia. Sus ojos verdes invasores, me producían un estado lastimoso que iba intensificándose a medida que se conectaban los terminales cerebrales y genitales con rapidez pasmosa, infligiendo a mi organismo azotes cada vez más cálidos, magnetizados hacia ternuras pletóricas, impeliendo a comportarse en forma instintiva.

Se acercó a preguntar por mi equipaje, a lo que apenas pude musitar entrecortada y ridículamente no más de dos palabras, mientras mi ánimo fluctuaba entre una profunda vacilación y escepticismo. Esa misma mañana, el espejo me había devuelto una decrépita imagen del ser que avanzaba por el tiempo biológico, que era imposible no hostigara contemplarlo un breve lapso.

Al percibir sus cercanos límites, me percaté cuán agradable era el deletrear el único idioma que yo había comprendido en mi lejana infancia, caído en el desuso después que la comunicación se efectuaba sin sonidos.

Aunque era inoficioso, pensé que estaba frente a una extraña raza concluida, o no distaba de serlo, con esa jovialidad cortés que encendía mis más congelados lugares corpóreos.

La entonación cada vez más sensual de su voz, unida a unos extraños y subyugantes ademanes magnéticos que empezaron a hundirme en un estado fuera de lo que yo conocía en la experiencia, sumergiéndome en la turbulencia de mi sistema orgánico y espiritual, para ascender ambos a una dimensión profunda de éxtasis, que me despojaba sin dolor del cabello desde la raíz, hasta arrebatarme a una enorme quietud insospechada, al declinar el descenso entre las nubes.


En el momento final del viaje, él no encontraba el camino acertado para consultar mis datos exactos, la ciudad era un puzzle intrincado, que sólo conociendo los números digitados para cada ente, era cercano a lo posible, volver a encontrarse a tiempo antes de morir, siempre y cuando el edificio no lo hubiesen cambiado el día anterior. Esquivé lo que más pude un nuevo encuentro por el motivo principal, no aceptar dominación. Sin embargo, cedí por que el impulso animal me lo exigía.


Mejor no lo hubiese concedido. Estaba diferente, los ojos que me habían atraído se le pusieron transparentes y la uñas se le desprendieron para enterrarse en la alfombra, que se destiñó como si le hubiese caído hipoclorito de sodio.

Liberache | Powered by Blogger | Entries (RSS) | Comments (RSS) | Designed by MB Web Design | XML Coded By Cahayabiru.com