Vendí mi mente
mis manos
mis pasos.
La selva de inversión se tragó todo
quedé transformada en cemento y número
mis sueños reclamaban desde las ventanas
agitaban pañuelos desde su territorio marginal.
Pero no pude volver atrás
había vendido mis pasos.
Miré y todavía brillaba algo en mis manos callosas.
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