Astrigente para recuperar la calma
Al fin se atrevió
A caminar sin cabeza
es cómodo y liberador
aunque es triste verle allí en la esquina
embrollándose con sus atados de sueños
faroles de amor
entre terrenales y místicos
bailándole encima
en el intento fatal
en el intento universal de evolucionar
para terminar con espanto
en configurar la visión de una araña
que teje siempre lo mismo.
Del libro inédito ">“Pisadas en la arena”, 1992-1997
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