El día que me convertí en guitarra

sábado, 19 de julio de 2008 en 14:56

El día que me convertí en guitarra
exhalé un sonido ajeno a lo terrenal
altísimo y potente que despertó ángeles y algunos demonios.

El día que me convertí en guitarra
alcé mi diminuto cuerpo
fuera de este mundo como un cohete lunar.

El día que me convertí en guitarra
los dedos musicales
se posaron en las cuerdas y fueron despertando notas como quien despierta volcanes acallados por largo tiempo.

El día que me convertí en guitarra
sos dedos musicales se posaron en mis tensas cuerdas
y arrancaron música apasionada de fuego abrasador.

El día que me convertí en guitarra
supe que para sonar bien,
el pulsador tiene que ser delicado, experto, intuitivo,
para convertirnos en un dúo único.

Porque ese día, la guitarra, las notas, los dedos se hicieron música de confines que alcanzaron el oído de los esquimales
y sin que mediara espera como sólo puede hacerlo la música,
atravesaron profundas aguas hasta llegar a los últimos onas y alacalufes.

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